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jueves, 16 de mayo de 2013

El sonido que Habito: Mi despertar


         El cantar de los pájaros es mi despertador por la mañana. Duermo con la persiana alzada y en cuanto  amanece se oye el trinar de los pájaros y algún que otro gallo que hay cerca de mi casa.
Esto ocurre todos los días pero el sonido es mas alegre ahora en primavera. Parece que los pájaros están más felices. Si me asomo por la ventana también la imagen acompaña al sonido, ahora  es primaveral.
       
       Es un sonido que me acompaña a lo largo del día pues en el instituto también oigo a los pájaros en los patios, cuando estamos de exámenes todos concentrados los cantares de los pájaros nos acompañan.

      Por la tarde en mi habitación pueden competir con el sonido del ventilador de mi ordenador o de la música que pongo, también me acompañan en mis duras tardes de estudio.

      Este sonido y esta imagen son mi "locus amoenus" son el decorado de mi retiro , mi lugar alejado del mundanal ruido, donde me aíslo y se me pasa el tiempo volando.Mi "tempus fugit"

       A veces este aislamiento se ve interrumpido por
las voces de mi madre que me llama a levantarme, a
recoger,a comer , a fregar o acenar. Ella me dice que
aproveche el tiempo hoy, que no solo valeel "Carpe Diem"
 pues lo que deje de hacer hoy tendrá consecuencias
mañana.


Ver El sonido que abito: mi despertar en un mapa más grande

Alejandro S.S

Grabacion a las 8:06 el 16 de mayo de 2013

viernes, 3 de mayo de 2013

Barcenillas de Huelva


 Barcenillas de Huelva 
               Pues sepa vuestra merced, ante todas las cosas que a mí llaman Luis Francisco Bárcenas, hijo de Fulanito y Fulanita, naturales de Huelva: Mi nacimiento fue dentro de un bar de cenas, por la cual causa tomé ese nombre. Mis padres empobrecieron y me dejaron al cuidado de un ciego llamado Arenas, con el cual viajé a la corte de su majestad Felipe IV.Con este ciego aprendí a tener los ojos bien abiertos y a rapiñar lo que podía, pues él no cuidaba de mi. 

             Otro día llegamos a la corte de Madrid. Allí conseguí escapar del malvado ciego y tuve la suerte de encontrar a mi siguiente amo, un tal Lope de Vega, escritor y vividor de esta corte. Le serví de intermediario en sus citas con mujeres, muchas veces casadas, aprendí a huir, a guardar secretos, a hacer chantajes. De manera que si contase todo lo que vi, me ganaría unos buenos doblones, tanto de los que lo quisieran pregonar, como de los que quisieran esconderlo.

             En esta época conocí a grandes personajes y amigos de mi señor: Cervantes y Quevedo eran muchas veces compañeros de copas de Lope. Y muchas veces serví de correo entre Quevedo y Góngora que siempre estaban disputándose versos insultantes.


             Para mi mal, comenzó la guerra de los 30 años y tuve que alistarme en los tercios de Flandes. Fui a Bruselas y allí me pegué la gran vida bebiendo cerveza en Le Roy d´Espagne, una cervecería en el centro de Bruselas, donde hice unas pinturas muy curiosas en el váter de caballeros. Allí comencé con el negocio del mercado negro. Robaba alimentos y ropa del ejército y la revendía al bando contrario, de manera que me saqué una buena fortuna que invertí en los bancos Suizos. Pero mis negocios terminaron con el fin de la guerra, en la rendición de Breda que, a propósito, hay un cuadro en el que salgo yo justo arriba a la derecha entre las lanzas. Así que me volví a España con el pintor del cuadro, un tal Velázquez,y con él entré en la corte de su majestad Felipe IV.

              Enseguida me di cuenta de que allí el rey no mandaba una mierda. El que daba órdenes allí era un tal Conde Duque de Olivares, por tanto me arrime a él por ver si se me pegaba algo. Y allí efectivamente me enriquecí, vendiendo y comprando secretos de la corte .Con el dinero que saqué , más los fondos que invertí en Suiza, me compré una colección de cuadros de unas mozas rellenitas de un tal Rubens , que me hacen mucho tilín , y además como son tan gordas no tienen ropa de su talla y por eso van desnudas. El rey cuando las vio se puso muy pesado porque quería ver a la reina igual, en paños menores, y se le ocurrió decírselo a su confesor y armó un follón porque la Inquisición decía que aquello era pecado.

               De resultas de aquel jaleo tuve que huir de España y fui a Roma, allí me hice una casa en la Plaza de España, y cerca me he construido una fuentecilla con un Neptuno domando a unos hipocampos, pero por lo visto no tenía los permisos necesarios y he tenido que irme a Alemania. Aquí en una iglesia he conocido a un organista llamado Juan Sebastián Bach que toca unas fugas que te cagas, lo cual me haría falta ahora mismo para escaparme de esta cárcel desde donde escribo esta mi historia, como Cervantes en aquel sitio del cual no quiso acordarse en el Quijote .Pero ya que vendí y compre secretos me enteré de que el lugar fue Argamasilla de Alba.